viernes, 1 de abril de 2016

La izquierda, la nueva inquisición


Es llamativo que aquellos que se proclaman adalides de las “libertades” de manifestación, reunión, expresión, de religión o credo no pasa un día en que no prohíban algo a los demás.

Ya es un tópico el referirse a la inquina que les tienen a los toros y a la Iglesia Católica, pero es que los afectados somos todos y cada uno de los españoles a los que tratan de imponernos su pensamiento a través del simple expediente de considerar prohibido todo aquello que no coincida con su pensamiento, ideario o ideología.

La cuadratura del círculo la consiguen cuando no contentos con tratar de imponernos su modo de vida o pensamiento agreden al que vive conforme a sus propias convicciones, que naturalmente no coinciden con las suyas.

En ese momento lo que por cualquiera es una expresión totalitaria de la imposición por la fuerza de unas ideas que no se comparten más que entre sus conmilitones en sus bocas se convierte el “libre expresión”, los puñetazos al adversario en “lucha por la libertad”.

Son los nuevos señores de la cachiporra, las nuevas “camisas pardas” de nuestro tiempo, la “cheka” que mediante  la coacción pretende que nos ausentemos de la vida pública, que nos permitirán vivir o respirar mientras no seamos discrepantes con su “pensamiento único” de igual modo que el régimen comunista polaco permitía la existencia en su “parlamento popular” de un partido agrícola para disfrazar la falta de democracia de su dictadura del proletariado.

Frente a marxistas y fascistas que son lo mismo unos con camisas pardas y otras rojas solo cabe la lucha, el rechazo y la defensa de nuestras libertades. Hoy más que nunca es preciso hacer manifestación pública de nuestras convicciones e ideas, hacer un ejercicio público de nuestra libertad de manifestación y expresión mediante la vivencia cotidiana de nuestras creencias y asistiendo, compartiendo cualquier manifestación cultural, ideológica o artística que compartamos, aunque no nos guste. Porque si como en otras ocasiones de nuestra historia no nos levantamos contras los que atacan a los taurinos porque no nos gustan los toros, si no nos levantamos contra los que atacan a la Iglesia Católica porque no somos católicos, si no nos enfrentamos a quienes  atacan a los judíos porque no lo somos, nos volveremos a encontrar solos cuando vengan contra nosotros, porque ya será tarde y estaremos solos.