Llegando al 26 de Junio van ser
más de 6 meses desde que se celebraron las últimas elecciones sin que aparentemente
haya cambiado nada desde entonces para los principales contendientes.
Todos, más o menos, van a jugar a
lo mismo.
El PP con Rajoy a la cabeza
apuesta por volver a ser el más votado, porque
el resultado en escaños no sea inferior a los 123 conseguidos en Diciembre de
2015 y forzar, si no sale la cuenta de la mayoría absoluta con Ciudadanos, la
abstención del PSOE que le permita gobernar en minoría, tanto más tiempo cuanto
menos dure el liderazgo de Sánchez, puesto que su probable sucesora, la Sra. Díaz,
necesitara ese tiempo para afianzarse en el partido y consolidar una oposición que
haga olvidar a Podemos como alternativa de la izquierda.
Si ese es su panorama más
probable no es sin embargo el único. Y como riesgo para el PP, y en particular
para Rajoy, está el que saque menor número de escaños-123- que en Diciembre de
2015. De suceder esto, y aun manteniendo la primera posición de entre todos, la figura y liderazgo de Rajoy se verían seriamente
comprometidos abriéndose muy probable su salida del partido y la apertura de un
Congreso abierto en el PP que aseguraría tiempos de zozobra en el mismo a falta
de un liderazgo y alternativa clara una vez que Feijoo se ha quedado en Galicia
y los mandatos fuera del Congreso de los Diputados no han sido buenas
experiencias (véase el caso de Antonio Hernández mancha en AP).
Si esto es lo que puede esperar
el PP no mucho mejor es el panorama del PSOE y en particular de Pedro Sánchez.
Una vez confirmada la unión de IU y Podemos es cada día más probable que los
resultados en escaños el día 26 sean aún peores que los conseguidos el 20 de Diciembre
pasado. De ser así pedro Sánchez tendrá muy difícil eludir su dimisión y la
apertura de un Congreso extraordinario en el PSOE que es de esperar auparía a
Susana Díaz a la Secretaría General del Partido.
Eso sí no todo iban a ser
facilidades para la socialista andaluza. Fuera del Congreso le resultara
complicado articular una oposición en el Congreso y para ello tendrá que
apoyarse en algún aliado interno, ¿Madina? que acepte el siempre difícil papel
de portavoz de alguien a quien no se le espera. Por si ese fuera el movimiento
previsto ya se ha encargado Pedro Sánchez de hacérselo difícil colocando a este
séptimo por las listas de Madrid. Si en 2015 no salió más difícil lo tendrá ahora
con la confluencia de IU con Podemos.
Tal vez el que lo tenga más fácil,
aunque no dejara de estar expuesto a críticas, será Podemos y Pablo Iglesias.
Su unión con IU seguramente camuflara la previsible pérdida de votos que sufriría
de ir solo a las generales de Junio. Han jugado en su contra la imagen
prepotente, sus tic autoritarios dentro y fuera del partido con críticas a la
prensa de la que está dejando de ser el “nuño bonito”. A su favor tiene que con
la unión con IU no le será difícil superar el número de escaños que obtuvo en
2015, más difícil-será su prueba de fuego- será que supere en número de escaños
al PSOE. De no lograrlo puede que la buena estrella de pablo Iglesias empiece a
declinar.
Si el caso de Podemos IU es el
que más fácil tiene mejorar, el de
Ciudadanos tal vez sea el que tiene un panorama más incierto. Su pacto con el
PSOE, no solo de cara a la formalización de un pacto de legislatura, que parece
ahondar en Andalucía con el apoyo a mociones de censura contra alcaldes históricos
del PP como el de Granada, Málaga o Almería y su apoyo cada día más incondicional
a Susana Díaz a la que parece no exigir el mismo código ético que al resto de
sus eventuales socios, puede restarle un amplio apoyo de su electorado más
próximo al PP.
Si a ello añadimos la perdida de “frescura”
de su líder y su machacón empeño en la marcha de Rajoy sus posibilidades de
repetir resultado electoral es más incierto. De eso puede resultar que el trasvase
de votos PP Ciudadanos sea suma cero.
En base a todo lo anterior el escenario
para después del 26 de Junio no puede ser más desalentador. La repetición de una situación de bloqueo que
solo podrá romperse si se opta por la gran coalición o en su caso el apoyo del
PSOE, ví abstención, de un gobierno PP Ciudadanos que nos llevaría a una
legislatura que con toda seguridad llegaría con dificultad a cumplir los tres
años.
No obstante esperemos que de ello
siquiera salieran por un amplio acuerdo las reformas en materia educativa,
laboral, y autonómica que España necesita para afrontar con éxito los próximos
20 años