No lo digo yo, sino 110 premios
Nobel de Medicina, Física y Química que se han dirigido contra la ONG
supuestamente ecologista por sus campañas contra los alimentos transgénicos.
Contra la demagogia, datos. El
arroz es el producto de mayor consumo en los países del Tercer Mundo, cuyas
poblaciones tiene serios problemas de desnutrición y graves carencias de
Vitamina A cuya falta produce ceguera, mortalidad infantil y problemas durante
el embarazo.
Pues bien, los de Greenpeace no
cesan de oponerse al cultivo del arroz dorado, un cultivo transgénico con gran
cantidad de Vitamina A que podría evitar esta carencia que sufren 250 millones
de personas en África y el Sudeste Asiático. Adelantándome a aquellos que
inmediatamente me atacaran por defender a multinacionales que controlan el
mundo y tienen como único fin enriquecerse les diré que este alimento NO está
sujeto a Patente alguna.
Y es que sorprende la doble moral
de estas y otras organizaciones como la Unión Europea, 17 de cuyos Estados
tienen prohibido estos cultivos y que sin embargo bien que importan más de 70
productos transgénicos para la alimentación animal y, cosa curiosa, para
fabricar los billetes de euro.
En este momento es conveniente
que reflexionemos si nuestro planteamiento como europeos que tienen su frigorífico
lleno y sus opciones de alimentarse no tiene límites y cuya última preocupación
es luchar contra la obesidad, no viene a ser una muestra más de clasismo, colonialismo
frente a una población cuya opción vital del día a día consiste en si podrán alimentarse
a ellos y a sus familias.
Por ello y ante la amenaza del
empobrecimiento y la salinización de los suelos, la escases de fertilizantes y
agua dulce-aunque siga lloviendo como siempre somos más seres humanos en el
mundo con mayores necesidades de consumo e higiene- no podemos quedarnos en el “postureo”
o tic progre mientras la población de África aumenta pero sufre de una
alimentación monótona y pobre en vitaminas o metales.
Por ello resulta aún más paradójico
que mientras los avances de la transgénica no se discuten en las industrias microbianas
o farmacéuticas nos negamos a similares avances en el campo de la alimentación
humana y animal como demuestra que ha bastado modificar levemente un solo
gen para que nazcan animales resistentes a la peste porcina africana que en el
siglo XX a punto estuvo de acabar con la cabaña porcina española.
Y contra ello no caben argumentos
simplistas de que el 30% de la producción de alimentos va a la basura ¿acaso
estamos diciendo que alimentemos a los negros y amarillos, con todo el deje
racista que se quiera, con cabezas o entrañas de pescado y mondas de patatas?
En un mundo en el que las
mascotas de los satisfechos y bien alimentados habitantes de Europa comen mejor
y más variado que millones de niños y adultos del Tercer Mundo la adopción de transgénicos
no es una opción es una obligación moral bastante más efectiva que dale al clic
de me gusta en contra del uso del glisofato por el solo hecho de que lo digan
los “ecolojetas” de Greenpeace sin pararnos a informarnos de que es y los
beneficios que nos proporciona a nuestra vida diaria.
Por ello la próxima vez que vaya
a hacer una donación a Greenpeace convendría que pensara por un momento si no estará
condenando al hambre o la enfermedad a algún semejante en el Tercer Mundo.