Estos días la figura de Cameron
anda de capa caída pero he recordado como siguió a Churchill cuando contestando
a los periodistas tras sus primeras elecciones en las que
necesito del apoyo de los Liberales de
Nick Clegg les dijo “Si, me he tenido que comer mis palabras pero las he
encontrado hasta digestivas”.
Y todo porque durante la campaña
había negado la posibilidad de coaligarse y naturalmente había descalificado a
sus oponentes, incluido Clegg, como incapaces de asumir el cargo de Primer Ministro.
Y conviene recordar estas cosas
cuando desde el 26J vemos a Pedro
Sánchez y Albert Rivera enrocados en su NO a Rajoy porque así lo han mantenido
desde la campaña electoral del 20D.
Lo lógico en una campaña es
destacar las virtudes propias y los defectos ajenos. Es más, la legitima
aspiración de cada candidato es la de ganar las elecciones por mayoría y
gobernar en solitario para aplicar su programa. Y esto está bien hasta el
momento posterior al recuento de las papeletas y proclamación de los
resultados.
Desde ese momento lo que importa
es la realidad, la posición en que los votos han puesto a cada uno y sacar
adelante el gobierno de España. Un poquito de pragmatismo, que tanto envidiamos
de Europa y que tanto nos negamos a aplicarnos a nosotros mismos.
Por eso estaría bien que desde
los españoles y los medios de comunicación se trasladara esta realidad a los
partidos y a sus líderes de manera que no se vean maniatados por sus anteriores
afirmaciones y de una vez la política sea la búsqueda del bien común, con las
necesarias cesiones de aquel que liderara el gobierno.
Si hace más de 60 años ya lo
decía un señor como Churchill que ha pasado a la historia como un estadista
¿Por qué no se aplican el cuento estos señores?