Decían los clásicos que “somos
esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios” y en estos días
tiene que estar acordándose de ello David Cameron a todas horas.
En su apuesta por ganar a la vez
al sector euroescéptico de los británicos y al sector crítico de su propio
partido utilizo el referéndum sobre el
Brexit como amenaza con la que conseguir nuevas ventajas de la Unión Europea y
una vez obtenidas alardear de ellas para pedir el SI en el referéndum sobre la
pertenencia a la UE, Cameron va camino de estrellarse.
Y aunque las soluciones sencillas suelen ser las más fáciles a los
grandes problemas en esta ocasión está a
punto de costarle un disgusto por falta de cálculo, por pasarse en la frenada.
Y es que a la hora de decir “digo
donde antes dije Diego” la mayoría no lo cree. Es difícil decir que lo que
antes era negro ahora en blanco y que te crean.
Es por eso que del tratar de convencer,
Cameron ha pasado directamente a la amenaza del desastre que supondría salir de la UE, subida
de impuestos, salida de capitales y empresas, etc. Y creo que no le da
resultado si nos atenemos a que día a día aumenta el cumulo de horrores que
lleva aparejado el Brexit.
Puedo imaginar cómo se estarán divirtiendo
más de un líder europeo ante las “canutas” que está pasando el Premier británico,
ese tan chuleta que se presentó exigiendo en la Cumbre europea para no salirse
del club.
Puedo imaginar cómo se lo estará agradeciendo
Farage, un líder mediocre de un partido nacionalista a la baja por el balón de oxígeno que le ha
proporcionado a su partido que ahora
remonta aupado en su oposición a la libre circulación de trabajadores europeos
y a la inmigración equiparando unos y otros.
Puedo imaginar cómo agradecerán los
críticos a Cameron dentro de los Conservadores el que les haya proporcionado una bandera
común, la del NO a la Unión Europea, para agruparlos y dejar atrás diferencias que antes los dividían y
los hacían inofensivos.
Por todo ello Camerón no pasara a
la historia como un estadista. Como ya señalo Churchill “los errores de tiempo
son peores en política que en gramática”.
Por eso y por qué no ha sabido
articular un mensaje fuerte con el que convencer a los británicos de la conveniencia de permanecer en la Unión
Europea, podría aprender de Gordon
Brown http://blogs.elconfidencial.com/espana/cronicas-desde-el-frente-viral/2016-06-16/brexit-referendum-brown-reino-unido-union-europea_1217922/
de cómo articular un mensaje ilusionante
y a la vez verosímil para la mayoría y al que la mayoría de los británico
estaría encantado de unirse. Es la diferencia entre aspirar a ser un Líder o
aspirar a ser el mejor de entre los mediocres.
Por eso y aún cuando salga el SI a permanecer en la Unión Europea nadie se lo agradecerá ni lo tomara como una medalla que atribuirle a Cameron, muy al contrario pues no habrá conseguido ninguno de sus objetivos, ya que el de las ventajas europeas era el que le despertaba menos interés y lo veis como puramente instrumental.
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