Llevamos los españoles para un
año sin gobierno. Allá por el 20 de Diciembre de 2015 tuvimos las primeras
elecciones y veremos si no llegamos a las terceras. Por el camino, el PP se ha
dejado un buen número de diputados, aunque en Junio recupero unos cuantos, el
PSOE va de mal en peor y los que iban a revolucionar la “nueva política” han perdido la pátina de los nuevo y dejan
ver sus miserias.
Entre tanto a los ciudadanos se
nos ha sometido a un estrés innecesario y se nos ha usado de comodín para
evitarle, a aquellos a los que hemos elegido para que en nuestro nombre dirijan
España durante cuatro años, la responsabilidad y consecuencias que tiene el
gobernar, decidir, tomar decisiones y arrostrar las consecuencias que llevan
aparejadas. Un nuevo caso de falta de responsabilidad que arrastran nuestros
dirigentes y buena parte de nuestra población empeñados en ser un eterno
adolescente y negarse a crecer como si fueran Peter Pan.
Pues bien si esto es así, la
reforma electoral que necesita España no es la de cambiar el día de votaciones
del 25 de Diciembre al 18, vamos que casi me apetece que nos obliguen a votar
el 25 a ver si así los españoles tomamos conciencia del pitorreo al que nos están
sometiendo los que se suponen son la “crem de la crem”.
Lo que España necesita es
instaurar la votación a segunda vuelta, donde en una segunda votación seamos
los españoles los que decidamos entre los dos candidatos más votados quien
tiene la obligación y responsabilidad de formar gobierno.
Si fuera así, desde primeros del
2016 tendríamos gobierno, nos hubiéramos evitado el bochorno de los bandazos a
derecha e izquierda, la propuesta de pactos imposibles y el aprovechamiento
indecente de las minorías de bloqueo para sacar aprovechamientos electorales,
legales y económicos que no son proporcionales a su representación y voto
electoral.
Pero miren que de eso no se habla, porque a algunos no les interesa -las minorías que bloquean sistemáticamente para saquear- y otros les tiene terror, a Frentes populares que solo existen en sus mentes apocadas y acomplejadas.
Pero lo cierto es que esta votación a doble vuelta tendría la virtud de devolver el poder a los españoles, eliminaría los acuerdos de despacho que reúnen intereses incompatibles a la decisión mayoritaria y con ello dejaría sin opción gobiernos imposibles que a la vuelta de cuatro años solo dejan ruina, desnortamiento y mayor desconfianza en el ciudadano sobre el valor e instrumentalización de su voto.
Ah, y de paso, nos hubiera evitado el bochorno de Pedro Sánchez
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