Cristina Cifuentes de tanto
sentirse “ESTUPENDA” se le ha ido la olla y ha dado su primer paso en falso después
de bordear durante demasiado tiempo el precipicio.
Tras adquirir notoriedad por su
templanza al enfrentarse a los “15 M” que la acosaban, Cristina Cifuentes parecía
estar llamada a grandes cosas y en el PP le pusieron puente de plata.
Rubia, presentable ante las cámaras
y con desparpajo parecía el recambio conveniente para Esperanza Aguirre en la
Comunidad de Madrid y, porque no, en el PP de esa comunidad que tantos dolores de
cabeza le daba a la dirección nacional del partido y a Moncloa.
Y claro, tanto le facilitaron la
cosa, tanto le apoyaron para alcanzar la meta con el “empujoncito” del poder
que termino por creérselo.
Un pecado, la egolatría, del que
nadie está a salvo y contra el que ya advertían los romanos a sus Cesares
cuando, en sus desfiles triunfales, un esclavo les recitaba continuamente “recuerda
que eres mortal”.
Pues bien, Cristina Cifuentes no
se creyó inmortal sino infalible, y la personificación de “un tiempo nuevo” que
rompería ataduras con el PP del pasado en todos los órdenes. Acabo con cuantas liberalizaciones
económicas pudo de la época de Esperanza Aguirre, se lanzó a una defensa de lo “publico”
en el peor sentido sin entrar a valorar si era más eficaz y económico que el “servicio
público” se prestara por entidades privadas y por penúltima ocurrencia se le ocurrió
ir de guay con medidas sin sentido en un supuesto apoyo al colectivo Gay, Lésbico, Trans y otras tantas identidades
de género que no tendría espacio para transcribir en este y otros muchos post.
Y hasta ahí se le iba tolerando mal
que bien pues la contestación que afrontaba a sus medidas más polémicas las iba
solucionando por auto descartes de los diputados autonómicos del PP contrarios
a sus ideas o con multas a cualquier institución, colegio Juan Pablo II por
ejemplo, que osara soplarle. Todo ello tolerado por aquello del “tiempo nuevo”
que parece conducirnos a todos de cabeza a una socialdemocracia acrítica donde
todo el mundo es bueno y hay que pagarlo todo, aunque no sirva para nada.
Pero claro, toda esta carrera
hacia no se sabe dónde parece haber llegado a su fin. Y lo ha hecho cuando en
una huida hacia delante ha ignorado lo que está sucediendo a su alrededor
y ha propuesto nada más y nada menos que la elección directa del presidente del
PP y por ende de la Jefatura del Gobierno por democracia directa.
Ay amiga, con el poder hemos
topado. Y esta Cristina Cifuentes que hasta ayer paseaba su rubia melena por televisiones,
radios, salones hoy no sabe dónde esconderse. Y es que en un olvido imperdonable de cómo funciona
la política ha tenido el desatino de atacar la legitimidad del jefe, un jefe
que no tiene oposición interna y que fue quien con su apoyo te aupó a donde
estabas ¿o alguien cree que Cristina Cifuentes está ahí por su carisma y apoyo
entre militantes del PP y no por el dedo divino de su Presidente? Cristina
parece que llego a creérselo, tiempo tendrá para pensárselo otra vez antes de
enfrentarse a Rajoy y su “leal” Soraya.
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