Pasados los
años y en esta manía de ganar el pasado en lugar del futuro a algún nostálgico del
nazismo podría darle por revisar la condena Adolfo Hitler por el “putsch de Múnich”
con el que en 1923 intento derrocar al gobierno de la República de Weimar en
Alemania.
Y lo grotesco
del asunto es que a la vista del pronunciamiento del tribunal de Schleswig Holstein
igual declaraban que efectivamente Hitler no dio un golpe, sino que solo pretendía
sentar a negociar al gobierno legítimo de Alemania.
Para los
desmemoriados habrá que recordar que, en la tarde del 8 de noviembre de 1923,
Hitler- digamos que hablamos de Puigdemont- junto con un contingente de sus milicias de las
SA-digamos que hablamos de los CDR-, llegó a la cervecería Bürgerbräukeller
donde el gobernador de Baviera, pronunciaba un discurso delante de tres mil
personas y bloquearon las salidas.
En ese
momento entró por la puerta delantera y saltó sobre una silla gritando: “¡La revolución nacional ha comenzado!”,
-digamos que hablamos del cerco a la Guardia Civil en la sede de Economía de la
Generalidad y la proclamación en la asamblea catalana de la Republica-
proclamando un gobierno provisional.
Mientras
tanto, tres hombres del gobierno de Baviera retenidos en la cervecería fueron
liberados bajo palabra de compromiso con la «revolución nacional». Los tres
gobernantes, inmediatamente después de ser liberados, dieron órdenes a la
Policía de acabar con la revuelta y se mostraron firmes en sus puestos,
pongamos que el Gobierno proclama la aplicación del artículo 155 de la
Constitución.
Estos hechos
concluyeron con la detención de Hitler, lo que nos hubiéramos ahorrado de haber
hecho lo mismo con Puigdemont, y su condena por alta traición – pongamos procesado
por rebelión-.
Pues bien, a día
de hoy y si hemos de atenernos a los dictados de los jueces de Schleswig Holstein,
Adolfo Hitler, ese futuro genocida de seis millones de judíos, quien arraso años
más tarde Europa entera provocando treinta millones de muertos, habría sido
liberado sin cargos, “ya que la sala no aprecia que estas acciones fueran capaces de poner
seriamente en peligro el orden constitucional del Estado español-pongamos
alemán “
Vivir para
ver.