Lo de la reunión del Presidente del Gobierno de España y el
presidente autonómico catalán Sr. Torra ha sido un completo despliegue de desvergüenza,
humillación ante un delincuente sedicioso y ataque a la dignidad de España.
Con indignación oí en la crónica del Telediario del mediodía en
TVE que la intervención del Rey el 3 de Octubre había sido “de parte” situando al monarca español
como un mero guiñol al orden y mando del gobierno de Rajoy y no como lo que es,
“Jefe del
Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento
regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado
español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su
comunidad histórica”.
Olvida Sánchez, y no debiera hacerlo, que el Rey en
esta ocasión - y no es una excepción- manifestó lo que la mayoría de los
españoles pensamos frente al ataque separatista, pero es que además el Rey cumplió
la obligación que asumió al tomar posesión “guardar
y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los
ciudadanos y de las Comunidades Autónomas”.
Un cumplimiento de sus obligaciones que empieza e
echarse de menos en la conducta del Presidente del Gobierno de España pues su
primera obligación es la defensa del Estado, siendo responsable directo y
personal de dicha acción sometida a la ley y al derecho que en nuestro caso es
la Constitución que en su artículo 1 señala que “La forma política del Estado español es la Monarquía
parlamentaria” y en su artículo 2 remarca” La Constitución se fundamenta en la
indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos
los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las
nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”
Y siendo grave lo
anterior no lo es menos la falta de firmeza del Presidente del Gobierno de
España, no me asusta que el Sr. Torra exhiba un lazo amarillo, lo que me
indigna es que el Presidente de Gobierno de España no le afee la tergiversación
y mentira que supone sostener que en España haya presos políticos y que al
menos no luciera en su solapa las insignias de la Guardia Civil, Policía
Nacional y del Poder Judicial que tan
dignamente están defendiendo la legalidad en todo el territorio nacional.
No me asusta hablar
de cualquier cosas, lo que me indigna es que el Presidente del Gobierno de
España no defienda con la razón, el derecho y la vehemencia necesaria que el
imperio de la Ley protege y ampara a todos los españoles por igual, que a las
mismas normas nos sometemos todos del Rey para abajo y que esa prevalencia de la
ley protege antes que nadie al débil y somete al poderoso y entre ellos y
significadamente a los responsables políticos a los que encargamos el buen
gobierno de España y sus comunidades.
La búsqueda de la “distención”
no puede venir ni de la asunción de un relato falso ni de permitir la
instrumentalización de los poderes que tiene el máximo representante de la Administración
del Estado en una comunidad autónoma, que en el caso catalán es el Sr Torra en
contra del interés general ni de no poner en su sitio al que se atreve a
ningunear al rey como si el representante de todos los españoles tuviera que
tener el plácet de los jefecillos de taifas autonómicos para desplazarse por el
territorio nacional.
Por ello la
actitud, ausencia de respuestas del Presidente de Gobierno de España me llenaron
de indignación y desde luego si no se enmienda no debiera faltar el que le
exija cumplir con sus obligaciones o apartarse o será apartado por los que nos
consideramos participes y protagonistas de esa soberanía popular que se encarna
en el pueblo español y él tan mal defiende.
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