Es preocupante que solo el 31% de
los españoles apoye una intervención armada en Siria e Irak contra los
terroristas islámicos.
Décadas de buenismo y “buen
rollito” han anestesiado a los españoles
ante sus responsabilidades y las
obligaciones que acompañan a los derechos y compromisos con nuestros aliados,
con quienes compartimos valores y principios.
Se ha hecho creer a una gran
mayoría que permanecer ajenos a la defensa de los intereses occidentales nos hará
inmunes a la amenaza terrorista cuando es totalmente lo contrario. Dicho
entreguismo es la declaración más evidente de nuestra derrota.
Una derrota que una mayoría de españoles
parecen admitir sin ni siquiera haber intentado
combatir.
Este estado de “minoría de edad
inducido” a que han llevado a gran parte de los españoles les impide ver que
cuando esos terroristas lleguen a nuestras fronteras, las traspasen nos
encontraremos solos y de un plumazo nos veremos privados del Estado de libertad
y bienestar del que disfrutamos pero que parece que no nos merecemos al
negarnos a luchar por su mantenimiento.
¿Cómo podremos pedir a los demás
que acudan en nuestro auxilio cuando hoy nos negamos a acudir en el suyo
mientras vemos derramar la sangre de sus hijos por quien nos amenazan a todos?
Dicen que no se nos puede pedir
ser héroes, al menos debiera podérsenos exigir ser ciudadanos, titulares de
deberes y derechos, y no súbditos. El pan y circo nos ha atontado e impide
cualquier pensamiento crítico que supere el límite de nuestras narices.
En este tiempo faltan líderes que
nos sacudan esta vagancia mental y nos enfrenten a nuestras responsabilidades,
que veamos más allá de los índices de la última encuesta para pensar en el
mañana de las nuevas generaciones y el mundo que queremos para nosotros y ellas.
Sobra complacencia y falta
compromiso para defender lo que tanto hemos tardado en construir ante la nueva
barbarie que nos quiere someter a sus dictados y anular la libertad que tanta
sangre y sacrificio ha costado instaurar. Es tiempo de ciudadanos que asumamos nuestro papel, pleno de derechos pero también de
deberes y si lo conseguimos seremos héroes, sino nos tacharan de cobardes y nos
lo habremos ganado a pulso.
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