Ayer unos energúmenos asaltaron
una sede del PP en Barcelona bajo la atenta mirada de la líder parlamentaria,
Anna Gabriel, de la formación política que les da cobertura. Lo penoso de que
un grupo antisistema, en este caso la CUP antes HB, asalte una sede de un
partido político, en este caso el PP en otros también el PSOE, no es el hecho
mismo sino el que estos individuos tengan representación parlamentaria, no
renieguen de estos hechos, sino que los justifiquen y que el resto de sus
socios, en este caso JxSi y ERC en otros PNV, no se desvinculen inmediatamente
de los mismos condenándolos al ostracismo social y político.
Y penosos es que a estas horas
los ciudadanos libres no hayan mostrado su solidaridad con quienes, piensen o
no como ellos, se sienten agredidos por el mero hecho de defender sus ideas.
La razón de que ello ocurra hay
que buscarla en la misma esencia del nacionalismo, la división maniquea entre
los “nuestros” y los otros, para unos agua para los otros ajo.
Y qué decir de la justificación
política, esa manifestación del respeto a las opiniones discordantes, ese
debate sereno de ideas que refleja el lema “Referéndum si o si”. Todo un
anuncio de lo que ha de venir si estos alcanzan su ideal totalitario, ríanse
ustedes de las lentejas de las que se quejaba Maillo al referirse a las
imposiciones de Ciudadanos al PP.
Si el debate no estuviera
contaminado por la mentira, décadas de lavado de cerebros en escuelas y medios
de comunicación, una bandera que denigran pues con ella solo pretenden esconder
el expolio que han perpetrado en nombre de los paisos catalans, no tendría
explicación el que los ciudadanos que
pueblan Barcelona, Lérida, Gerona y Tarragona no salieran de allí huyendo
porque de ganar estos iluminados todos los días iban a ser en sus calles una
triste repetición de la “noche de los cristales rotos”. Y si no saben de lo que
hablo consulten Wikipedia.