Viene esto a cuento del último disgusto
que le estamos dando los andaluces a la Presidenta pues nos ha dado por
protestar a cuenta del Impuesto de Sucesiones, el más caro e injusto de España,
y esto le está deteriorando su imagen de maruja que tanto le gusta prodigar y
de la que tan poco comparte.
A Susana no le gusta freírnos a
impuestos, lo que de verdad le gusta es gastarse el dinero que le dan otros sin
poner la cara para que se la rompan a ella. Y por eso le ha pedido a Montoro
que se lleve el Impuesto de Sucesiones para Madrid, ¡ah! Pero eso si los
dineros “paquí” porque si no ¿de dónde va a sacar para las verbenas con los
mayores, los viajecitos y dar besos a troche y moche?
Y esta resistencia a decidir, en
este caso suprimir o bajar impuestos, igual que su postura claudicante ante el
conflicto de los estibadores, rebelan una persona incapaz de asumir los costos
de decidir, tomar decisiones, gobernar lo que por otro lado explica cómo va
Andalucía y plantea un panorama muy sombrío si alguna vez Susana Díaz llega a
tener responsabilidades a nivel nacional.
No me gusta Pedro Sánchez, de
Patxi López tengo la opinión de un oportunista que solo aspira a mantenerse en
el sueldo público, pero ese triste panorama no me hace añorar liderazgos como
los de Susana que pueden hacer que recordemos con nostalgia la etapa de
Zapatero.
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