jueves, 8 de febrero de 2018

La secta no admite discrepantes

La mujer que diga que nunca ha sentido discriminación miente”, así de rotunda se expresaba la actriz Penélope Cruz en la última gala de los Goya, remedando aquello de si no estás conmigo estás contra mí, en línea con el movimiento #meetoo que está asolando la otra orilla del atlántico e intenta arrastrarnos a todos en su ofensiva puritana y sexista.

De igual modo que un mal periodista nunca permitirá que la realidad le reviente un buen titular está señora y su corte de palmeros no admiten la mínima desviación a su verdad revelada. Si tuvieran un mínimo sentido crítico se verían reflejados en aquellos que tanto critican pues su actitud no es muy distinta de aquellos que mantenían contra toda evidencia científica que la Tierra era el centro del universo.

Y ello porque no sé si se han pasado por cualquier oficina de la Administración, hospital, sala de justicia o toma de posesión de opositores aprobados para comprobar que la presencia femenina es preponderante frente a la masculina. Menciono estos espacios porque el acceso a los mismos son producto de una oposición donde cada uno de los que opta lo hace en base a sus conocimientos y donde la discriminación es imposible, y lo hago porque numéricamente no es nada irrelevante.

Juezas, medicas, maestras y otros tantos colectivos de mujeres podrían decirle a esta señora tan mal informada que su acceso a un empleo o profesión no se justifica por cuota alguna sino por una probada capacidad y mérito conseguido tras no pocos años de estudio y esfuerzo.

Pero esa parte de la realidad no interesa, lo que si interesa es la matraca de la queja permanente de la que viven muy bien remunerados componentes de “observatorios” y demás asesores de género, brechas salariales y otros inventos al uso de quienes son incapaces de ser otra cosa o de otra manera.

Desgraciadamente no es el caso de la Sra. Cruz el único caso de simplismo y lo lamentable es que el estar a favor de la corriente arrastra a quien debiera estar por encima de estas cosas y contemplar la realidad con ecuanimidad. Me refiero en este caso a la ministra de Sanidad, Dolores Monserrat, que preguntada por su pertenencia a la “cuota” femenina y catalana del Gobierno de España reconocía sin pudor serlo por catalana y sin embargo descartaba airadamente que su puesto fuera debido a la cuota femenina, si no muy al contrario por su preparación para el cargo.

¿Se habar parado a pensar la Sra. Ministra que tanto como a ella puede molestarles a miles de mujeres que su progreso profesional se le vincule a la pertenencia a una “cuota”? Pues por favor no persistamos en el error.

  

  

No hay comentarios: