jueves, 23 de febrero de 2017

Podemos se echa en brazos del PCE y copia lo peor de cada casa ¿o es casta?


Lo que nació al calor del 15M como un movimiento interclasista, ideológicamente difuso y con un fuerte componente de mesianismo televisivo por parte de su carismático líder Pablo Iglesias, tras su pasado congreso en la plaza de toros de Vistalegre acaba de echarse en brazos de los antiguos comunistas, con lo que el fichaje de Garzón y la promoción de la antigua miembro de las juventudes comunistas, Irene Montero, pareciendo una anécdota es algo más que un síntoma.

Esto ni es algo nuevo ni resulta sorprendente. Podemos, nacido y crecido al calor de las tertulias televisivas que monopolizaba Iglesias, carecía hasta ahora de un ideario claro y reconocible de cara al exterior, lo que llevaba a la mayoría a tildarlo de “populismo”.

A partir de ahora, ya venía fraguándose desde la incorporación de IU, no va a volver a ser así y aunque lo pretendan llamar de otro modo Podemos va a empezar a ser reconocido como un partido comunista, eso sí habrá que esperar a ver si estalinista o maoísta, aunque apunte más por esta segunda vía.

¿Y cambiara esto algo? Pues más de los que muchos, entre ellos sus líderes, piensan.

Por lo pronto esta definición le va a empezar a restar el apoyo de aquellas clases medias que, perjudicadas por la crisis no encontraron referentes en el PP y PSOE. Se habían adherido a Podemos en busca de una “satisfacción moral” ante su impotencia y en busca de una reforma o saneamiento de un sistema de partidos que no cumplían sus expectativas, que había quedado reducido a maquinarias de “colocación” de sus militantes y preservación de sus privilegios y este movimiento les alejara paulatinamente de sus votantes que no militantes.

Consecuencia de ello será el paulatino cambio de sus cuadros dirigentes, la “purga”, que no ha hecho más que comenzar con el alejamiento de Errejon y el exilio parlamentario de Tania. Primeros movimientos que no hacen sino anticipar a lo que ocurrirá a quien se le ocurra disentir del líder máximo, su camarilla y que llevara aparejado que Podemos pase a ser dirigido por un “politburó” ortodoxo, muy alejado de las muy distintas corrientes que, en su origen, dieron lugar a Podemos.

Por otro lado, esta concentración de poder e ideológica restara de “frescura” a Podemos y le alejara cada día más de la idealización del 15M como movimiento popular, intergeneracional e interclasista.

Esto inevitablemente envarara su discurso y le llevara a numerosas contradicciones en el ejercicio del poder con los principios que dice defender. Decisiones como el nombramiento de la pareja del líder, Irene Montero, como portavoz parlamentaria son un claro ejemplo de nepotismo, y lo es, lo diga Agamenón o su porquero. Producto de su egocentrismo será negarlo y de ello llegara el que los ciudadanos concluyan “que son como los de la casta” y oiga, entre el original y la copia para que buscar un mal remedo.

 

 

 

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