No
salgo de mi asombro y de ahí paso a la indignación. ¿Qué puñetas se han creído
un ex primer ministro belga y el actual ministro de interior belga? ¿Quién les
ha otorgado el ser ellos quienes van dando credenciales de democracia a los
demás?
¡Ya está
bien de mirarnos por encima del hombro y con condescendencia! Como si los
españoles necesitáramos todos los días hacer auto de fe y bañarnos en agua
bendita para hacernos perdonar no sé qué pecado original ¡A freír puñetas el
belga de la palomita y sus cuates!
Movido
por la indignación le he remitido un correo a la embajada de Bélgica en España a
la dirección de correo Madrid@diplobel.fed.be
y os invito a que lo hagáis y les hagáis
llegar a estos prepotentes y creídos vuestra opinión y donde deben meterse la
suya cuando se trata de delincuentes como los que hoy amparan, Piugdemont y su tropa,
y a los etarras con crímenes pendientes de juicio que niegan extraditar a
España.
Y
mientras ellos con sus nidos de terroristas en barrios como Molenbeck desde
donde siembran el terror en el resto de Europa, pero ellos nada a dejarlos
tranquilos no les vaya a dar por matar belgas.
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