domingo, 1 de febrero de 2015

La manifestación de Podemos, un error en el uso de los tiempos políticos. Entre el “gatillazo” y el dóberman.


Ahora que recordamos el aniversario de la muerte de Winston Churchill viene a cuento recordar una de sus celebres citas “Un error de tiempo es más grave en política que en gramática”. Y eso le ha podido pasar a Pablo Iglesias  y a su formación Podemos con la celebración de manifestación en la Puerta del Sol.

Hasta ahora este movimiento vivía de la nebulosa del apoyo intangible de un número, se suponía, muy importante y creciente de españoles. Ahora sabemos cuál es  su capacidad de movilización,  150.000 ciudadanos que no votantes, y eso en un momento de-todavía-gran cabreo ciudadano y descomposición de las fuerzas tradicionales de la izquierda. Si eso es lo más que pueden conseguir, en la tierra de María Santísima a eso se llama un “gatillazo”.

Pero pongámonos en  que como proclama su líder carismático hubiera habido 300.000. Pues por un lado todavía estaría muy, pero que muy, lejos los números alcanzados en  las macro manifestaciones en contra del terrorismo  que en tiempos  encabezaba el PP contra González y luego contra ZP.

Y por el otro le dará argumentos sobrados a aquellos que siguiendo la estela de la campaña del dóberman del PSOE en 1993 vieron en el macro mitin de Aznar en Valencia  un refuerzo del mensaje del miedo “que viene la derecha”, tanto que el PSOE con Felipe González volvió a ganar las elecciones con todas las encuestas en contra.

Es por ello que sostengo que Podemos se ha equivocado al “escenificar” su apoyo ciudadano, error que se acumulara con el de las elecciones autonómicas andaluzas donde si quiere tener un papel relevante tendrá que perder su “virginidad” apoyando a  PSOE o PP,  pues se verá envuelto en el “dilema del prisionero” http://www.ennaranja.com/economia-facil/somos-capaces-de-cooperar-con-nuestro-enemigo-el-dilema-del-prisionero/, y sea cual sea la opción que elija saldrá perdiendo.

Pero las consecuencias no quedaran ahí. Su indefinición a la hora de presentarse a las municipales con “su marca” Podemos, le traerá múltiples y nefastas consecuencias. La primera de ellas la sensación de inseguridad sobre sus propuestas, candidatos y capacidad de  gestión  que provocara en sus potenciales votantes. La segunda es que no podrá capitalizar los resultados de las municipales porque no serán obtenidos por ellos sino por una o varias marcas blancas difícilmente identificables  y tercero que de nuevo tendrá que entregar su virginidad, la dote de sus votos a opciones de uno u otro signo con lo que reproducirá el debate y desafecto de aquellos que le entregaron su voto para “desalojar a la casta”.

La conclusión de todo ello es que si bien de política se puede aprender en los libros es la calle la que otorga o quita. Y de calle andan estos señoritos rojos un poco cortitos.



Como siempre sostengo el tiempo da o quita la razón.

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