martes, 24 de febrero de 2015

Una inversión con el 900% de rentabilidad. El Subsidio Agrario en Andalucía y Extremadura.


Los periodos electorales son pródigos en ejemplos de relajamiento de los deberes y ampliación de los derechos por parte de aquellos que ocupando el gobierno pretenden que los ciudadanos les revaliden su confianza.

Si a este deseo se une el natural “pescar en río revuelto” de ciertos colectivos permanentemente cuidados y subsidiados por el presupuesto habremos dado con la “Tormenta prefecta” que pagaremos todos.

Esto y no otra cosa ha sucedido con el Subsidio Agrícola. La ministra Bañez, diputada por Huelva, ha sido sensible a las reclamaciones sindicales que le pedían bajar de las 35 peonadas a 20 para tener derecho al equivalente a 180 días de desempleo al año.

Es decir se ha pasado de una rentabilidad del 514% al 900% para sus eventuales perceptores. Hay que aclarar que este subsidio es compatible con el simultáneo trabajo en el campo. De este modo el trabajador puede trabajar hasta diez días al mes  en el campo sin que le descuenten ni un euro de su prestación.

Con cosas así, como queremos que el campo andaluz cambie. ¿Cómo si no nos explicamos que en labores agrícolas solo encontremos a polacos, rumanos y marroquíes? ¿Para qué trabajar más si te pagan lo mismo quedándote en casa?

Sindicatos y Gobierno han pretendido camuflar esta rebaja en una supuesta caída de las peonadas por las condiciones climatológicas. Hasta ahí el argumento. De datos  ni uno, con lo fácil que hubiera sido dar las jornadas cotizadas por las empresas agrícolas en Andalucía y Extremadura y dividirlas por el número de perceptores del subsidio Agrícola.

Me apuesto lo que quieran que hubiera dado un cociente bastante mayor que 35.

Ante cosas como esta cualquier estrategia de fomento de empleo, del emprendimiento, etc. en el campo andaluz y extremeño esta llamada al fracaso.

Quien crea que me olvido de otros Subsidios igualmente desincentivadores  como el de los trabajadores del carbón en Asturias se equivoca,  es que no me consuelo con el mal ajeno.

 

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