Nadie cuestiona la validez de “un
hombre un voto” y el reconocimiento de la expresión mayoritaria de su voluntad
a través de la emisión del voto de modo libre, personal y secreto.
Más la democracia, para merecer tal
nombre, no puede quedarse en el acto formal de cada cuatro años emitir un voto.
Eso lo hacen hasta las dictaduras si bien ahí falta la libertad.
Pero de igual modo un poder en origen
democrático puede ejercerse hasta convertirse, o pretenderlo, en un Régimen.
Esto ocurre cuando los representantes de una opción política ocupan la
totalidad de los controles democráticos y los ejercen con el fin de perpetuarse
más allá del bien común y el servicio público al que deberían legítimamente
aspirar.
Eso y no otra cosa ha sucedido en Andalucía
los últimos 33 años con el PSOE que ininterrumpidamente ha ejercido el poder
ejecutivo, legislativo y a ocupado cuanto sitio ha podido de la sociedad civil haciéndose
omnipresente y omnipotente y asfixiando desde su origen cualquier alternativa
posible.
Recientemente dos brillantes artículos periodísticos de personas de orígenes tan distintos como Alfonso
Lazo, exdiputado del PSOE, y Luís Marín
Sicilia, exdiputado de UCD y exvicepresidente
del Parlamento andaluz en 1982, ponen en alerta a los andaluces sobre la necesidad de la alternancia en
Andalucía y de cómo los partidos PP, Podemos, Ciudadanos e IU tienen el reto de, desde la oposición mayoritaria en el
Parlamento de Andalucía, articular las
esenciales medidas de regeneración y reequilibrio de poderes que hagan posible
en el futuro inmediato la alternativa política en Andalucía.
Y en ello no pueden estar solos sino
que han de verse arropados por la sociedad civil andaluza, por las
instituciones e individuos que la componen pues si no fuera así sería un
movimiento promovido por elites intelectuales sin sustento social y por ello estaría
condenado de antemano al fracaso.
Estas medidas de regeneración se constituyen
en un “mínimo ético” sobre el que todos los partidos se han pronunciado en uno
u otro momento como favorables al mismo y llegado este momento en que se les
abre la oportunidad de ponerlo en práctica hay que exigirles el acuerdo
necesario para llevar a cabo medidas tales como:
1.- Eliminar el aforamiento de los
miembros del parlamento andaluz.
2.-Rebajar y flexibilizar las
condiciones para poner en marcha las comisiones parlamentarias de investigación reduciendo el quórum para solicitarlas e
incorporando criterios objetivos de independencia, neutralidad y transparencia
en su composición.
3.- Actualizar
la elección parlamentaria del Presidente de la Junta al artículo 138 del Estatuto de Autonomía. Para ello hay que
reformar el artículo 138 del Reglamento
del Parlamento. El Estatuto, que es norma de rango superior, si a los dos meses
no hay candidato a la Presidencia de la Junta que obtenga mayoría simple, se
disuelve el Parlamento y se convocan nuevas elecciones. Sin embargo, el
Reglamento vigente establece, en tal hipótesis, que será proclamado el
candidato del partido que tenga más escaños. La reforma del Reglamento es por
ello esencial porque un presidente elegido de tal forma estaría supeditado al
recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional interpuesto por cualquier
diputado de la oposición como cuestión de inconstitucionalidad por acto
legislativo que lesiona sus derechos políticos.
4.- Elección por 3/5 del
Parlamento de la Dirección de Canal Sur Radio y Televisión hasta el nivel de
Jefe de Programación e Informativos
5.- Elección por 3/5 los órganos
de gobierno de la Cámara de Cuentas, dotando a esta de mayores competencias y atribuciones de control
real y así con la mayoría de órganos
al servicio del Parlamento, la Justicia, la Universidad y la economía que sin
embargo se han constituido desde hace demasiado tiempo en correas de
transmisión del PSOE en Andalucía y apuntaladores de su permanencia en el
poder.
Si después de ello y tras
un tiempo razonable, que puede ser una legislatura, los andaluces siguen votando
PSOE su triunfo estaría avalado por todas las garantías democráticas, no como
hasta ahora cuando aún resuenan las palabras y escritos de Directoras Generales
de la Junta coaccionando o agradeciendo el “esfuerzo” de los trabajadores de
esta administración para revalidar el
triunfo electoral del PSOE en Andalucía.
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