martes, 16 de junio de 2015

Lo ancho del embudo para los “colegas” de Podemos y el estrecho para todos los demás



Aquellos que se auparon ante la opinión pública y los votantes españoles como  los abanderados de la regeneración y renovación política caen en lo que denunciaron al primer día.

Si vomitivas son las expresiones sobre los judíos que cabrían en el cenicero de un 600, o las referencias a Irene Villa y las niñas asesinadas de Alcacer no es menos vergonzosa la conducta de la corte de palmeros que le salen por todos lados, justificando, ahora sí, su impresentable conducta.

La extrema izquierda siempre ha opinado que la justicia no debe ser igual para todos, que su superioridad moral, la defensa de sus valores los elevan por encima de los demás y que las leyes y su aplicación solo son aceptables en tanto justifiquen y avalen sus acciones por malvadas que sean. 

Es el triunfo del nihilismo y  la desvalorización de los valores supremos, tomándose ellos, no usted ni yo, como el centro y medida de todas las cosas. 

Pero como quienes desconocen la historia volverán a repetirla, olvidan que Robespierre cayó bajo la guillotina al igual que los jerarcas soviéticos y maoístas caían uno tras otro en las sucesivas purgas que auspiciaban sus propios compañeros, más ambiciosos, crueles o tal vez solo temerosos de ser ellos los siguientes.

Queda la esperanza que aquellos que ingenuamente los auparon pensando que su conducta se correspondería con su ideario les nieguen hoy y en el futuro su apoyo.

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