viernes, 20 de noviembre de 2015

¿Quién teme la libertad de opinión? Los peligros de los “políticamente correcto". García Albiol tiene todo el derecho a expresar su opinión y además yo estoy de acuerdo


Las últimas manifestaciones del dirigente del PP en  Cataluña, Xavier García Albiol “Han transcurridos seis días desde el atentado de París. Ahora quiero transmitir -desde la reflexión personal- mi visión sobre lo que está ocurriendo en Europa. Soy muy consciente de que los 'buenistas' se lanzarán a la crítica feroz, pero afirmo sin ningún tipo de complejo que uno de los principales problemas que tiene Europa y Occidente es el multiculturalismo. Una sociedad multicultural es garantía de guetos, inadaptación y conflictos. Yo apuesto claramente por la pluralidad. Pluralidad que significa que quien venga a nuestro país puede mantener sus costumbres de origen, siempre y cuando éstas sean compatibles con los valores y leyes que tenemos en Occidente. Y a quien no le guste... A su casa”
han recibido muchas críticas de los sectores que no admiten que haya una opinión diferente a la suya y de ellas se han hecho eco los medios de comunicación dándole un sesgo mayoritariamente negativo.

Y no hay razón para ello.

Primero el señor García Albiol ha expresado su opinión, lo cual es de aplaudir pues no es frecuente ver un político con ideas propias y que las manifieste con libertad sin importar que se aleje del guion oficial.

Segundo, su opinión está fundada en la realidad que percibimos en muchos barrios de nuestras ciudades convertidos en guetos donde se agrupan por nacionalidades o creencias religiosas expulsando a quien no las comparte y estableciendo un comportamiento ajeno a las reglas de la nación que los acoge.

Se podrá discutir que ese sea el principal problema de Europa y Occidente, pero lo evidente es que existe y que como señala García Albiol esto genera inadaptación y conflictos.

La fortaleza de Europa es haber instaurado un régimen de libertades públicas presidido por unas leyes que respetamos todos con independencia de nuestras convicciones individuales y eso se quiebra cuando alguien pretende vivir entre nosotros, aprovechar nuestras ventajas sociales, educativas y económicas pero a su vez tratando de imponer su forma de vida y creencias como superiores a la comunidad en que se inserta.

Hábitos como el de la imposición del velo o el burka fuera del ámbito doméstico-e incluso en este-, los matrimonios concertados, la ablación, los crímenes de honor son contrarios a las creencias europeas y se han superado en nuestro entorno hace muchos siglos y no encuentro una sola razón por la que debiéramos transigir con ellos.

Por ello no deja de sorprenderme  que sean los grupos de izquierda y feministas los menos combativos con estos fenómenos que se sitúan en las antípodas de lo que por otro lado dicen defender. No sirve de excusa el defender todo aquello que creen es enemigo del imperialismo o capitalismo para apoyarlo de inmediato pues con esa postura infantil y simplista están socavando el régimen de libertades del que disfrutamos todos y ellos los primeros.

Mi  conclusión de todo ello es la reafirmación de que la  izquierda española está llena de “poses” de dirigentes que se niegan a pensar, a tener un razonamiento autocrítico que sea distinto de mero seguimiento del “catecismo del buen revolucionario” y del eslogan maniqueo de buenos y malos. Malos los israelitas aunque sean la única democracia de Oriente Medio y buenos los Palestinos aunque se líen a puñaladas con transeúntes y vecinos judíos. Malos los Estados Unidos, Francia cuando atacan a los terroristas y tiranos  en sus territorios y malos cuando no intervienen para evitar las consecuencias de las guerras que crean esos mismos terroristas y tiranos.

Son los mismos que cuando ETA asesinaba a guardias civiles, policías nacionales Ertzainas, empresarios  y políticos decían “algo habrán hecho”. Así siguen desde entonces y se niegan a cambiar, a la vez que nos tratan de imponer su modo totalitario de ver la realidad.

Oiga, para echarse a correr, así que animo señor García Albiol que no está usted solo.

 

 

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