Conocida la dimisión de Esperanza
Aguirre como concejal y portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid es muy
buena ocasión para valorar lo que su figura ha representado para el centro
derecha español en su etapa de mayor éxito.
Persona honrada a carta cabal,
coherente en su vida con los principios por los que se rige, ha dimitido no una
sino tres veces de sus responsabilidades políticas, unos tanto y otros tan
poco.
La primera fue como presidenta de
la CCAA de Madrid, lo hizo por voluntad propia y cedió el testigo a Ignacio
González. La segunda, de la presidencia del PP en la Comunidad de Madrid, abochornada por la
detención y presuntos delitos cometidos por quien fuera uno de sus hombres de
confianza Francisco Granados.
Y está última, conmocionada en
parecidas circunstancias por los hechos que se le imputan a quien fuera su
sucesor al frente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.
Repito,” unos tanto y otros tan
poco”, ha dimitido tres veces y eso le honra, aunque en este último caso no
entienda muy bien la razón que le ha llevado a ello y si la entrega de su
cabeza, como la de Juan Bautista, servirá para algo.
Más bien creo que no, que
simplemente servirá para abrir el apetito de aquellos que al olor de la sangre
siempre proclaman su insuficiencia y reclaman más sangre ajena, que nunca propia,
pues de siempre se constituyen en medida de todas las cosas.
Y lo que de verdad lamentaría es la
satisfacción de aquellos, dentro del PP, que en la utilización de un caso que en
nada le afecta a Esperanza Aguirre han buscado su eliminación política y con
ello la laminación de toda oposición interna o el cobro de viejas deudas.
Mas como esto no dejan de ser elucubraciones,
quede lo que quiero que quede, el reconocimiento de una servidora pública
ejemplar que ha mejorado en mucho la vida de los madrileños y españoles, pese
a quien pese de los que están decididos a echar por tierra su legado.
Y lo dicho, ella ha dimitido tras
veces, y eso en la democracia española no se conoce ni en Ciudadanos, PSOE ni Podemos
y que decir del PP.
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