martes, 1 de septiembre de 2015

Los europeos pagan los platos rotos ¿Dónde está la liga Árabe en la crisis de Siria y Libia?


Llevamos todo el verano, y algo más, con escenas lamentables de seres humanos cruzando el Mediterráneo y las fronteras europeas en un proceso descontrolado que con demasiada frecuencia acaba con la muerte de muchos de estos eres humanos.

Y la cantinela que repiten los medios de comunicación y aquellos que no tienen la responsabilidad de gobernar es ¿Qué esta haciendo la Unión Europea?

Pues bien la Unión Europea no es parte en ninguno de estos conflictos que se desarrollan fuera de sus fronteras entre personas a las que no nos une ni la raza, ni las creencias. Muy al contrario,  pues sirios y libios profesan en su mayoría una fe y unas ideas contrarias al modelo liberal, no confesional y democrático que impera en Europa.

Por si esto no fuera bastante hay que señalar que la Unión Europea no se “escaquea” de la tarea de asistir a quienes menos tienen y más necesitan ya  que con menos del 10% de la población mundial la Unión Europea es el origen de más del 50% del dinero de Ayuda al desarrollo de todo el mundo y sus políticas de asilo son las más generosas en cantidad y calidad. ¿Y entonces que más se le puede reclamar a la Unión Europea?

Entiendo que nada y más cuando los “hermanos árabes”  de sirios, libios, iraquíes y afganos no han dicho esta boca es mía. Es curioso comprobar cómo Estados muy poco poblados, con grandes recursos naturales y grandes reservas de divisas como Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Unidos, Kuwait o Qatar, por poner solo unos ejemplos, no han abierto sus brazos y sus territorios para asistir a sus “hermanos” en la diáspora.

Tampoco nos puede sorprender pues igual han hecho durante décadas con sus hermanos palestinos mientras se hacinaban en campos de refugiados en Líbano y Jordania.

Pero el que no lo hagan no quiere decir que los demás debamos permanecer mudos y no exigirles la parte que les corresponde. Hay foros como la ONU donde al menos se les puede sacar los colores enfrentándolos al espejo de su responsabilidad. Europa no tiene por qué pagar siempre las crisis de otros.

¿Y mientras tanto qué? Pues puede que proponga una medida drástica pero efectiva para disuadir a muchos que aprovechan esta diáspora para emigrar por motivos exclusivamente económicos y es proceder al reclutamiento de todos aquellos entre 18 a 35 años, hombres y mujeres-exceptuando en este caso aquellas que tengan hijos a cargo-, formarlos militarmente y crear unidades que serian enviadas a sus países de origen en defensa de aquellos principios políticos por los que se dicen perseguidos.

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