martes, 28 de octubre de 2014

El papel del Banco de España y la deuda pública en la falta de crédito de los bancos


Periódicamente uno de los tres bancos en que tengo mis ahorros me fastidia el almuerzo llamándome para ofrecerme un crédito pre concedido. Y yo tan educadamente como puedo les agradezco el ofrecimiento pero le digo que no lo necesito para nada y no crean que  no lo siento.

Y lo siento por tener a mi disposición lo que tantos aspiran, crédito, y sin embargo no tengo una idea o proyecto empresarial donde emplearlo.

Viene al caso esta introducción para demostrar que dinero para prestar hay, lo que pasa es que no se ofrece en cantidad y calidad a quien de verdad puede hacer de él un uso productivo.

Y en ello tiene responsabilidad compartida el Banco de España y la deuda de las Administraciones públicas estatal, autonómica y municipal.

Empecemos por el Banco de España y el Banco Central Europeo.

Primero hay que denunciar alguna media verdad o mentira. La actual crisis no la han provocado la mayoría de los bancos que han sobrevivido a la misma.

Bancos como Santander,  BBVA, Sabadell, Unicaja, Caixa o Bankinter han superado la crisis sin recibir un euro del Estado. Fueron prudentes, diversificaron su cartera de créditos además de tener capital suficiente para respaldarlos.

Es más, a buena parte de estas entidades les debemos que hayan asumido los “marrones” de otras entidades, mayormente Cajas de Ahorro. No es popular decir esto pero es cierto.

Pues bien después de la tormenta el Banco de España y el Banco Central Europeo a través de los “test de estrés”  han puesto el énfasis en uno de los factores que les evitaron caer en quiebra, el tener suficiente capital de respaldo, mientras olvidan la que para mí es más importante causa de esta resistencia como es la prudencia y diversificación del crédito.

Tanto es así que han obligado a los bancos a aumentar desmesuradamente su capital y provisiones obligando a mantener este dinero sin uso, sin prestar, a modo de garantía. Y con ello se desnaturaliza la razón de ser de la banca que es tomar dinero para prestar.

Y es que el aumento del crédito es incompatible con  exigencias de más capital como exigen las normas de Basilea III y los próximos test de estrés que exigen preventivamente los recursos que pueden llegar a perder.

Por si eso no era suficiente entró en escena la angustiosa necesidad de financiación de las Administraciones públicas.

Reducidos drásticamente los ingresos por impuestos y sin ajustar lo suficiente los gastos las administraciones necesitan financiación para soportarlos. Y ello lo consiguen a través de la colocación de su deuda pública a los bancos.

Pero en vez de  concurrir en igualdad de condiciones con el crédito privado lo hace bajo unas condiciones privilegiadas. La deuda pública no computa a la hora de exigir como contrapartida un capital inmovilizado que lo respalde. Ello y no otras razones justifican la carencia del crédito privado.

Así los bancos se ven con que tienen poco dinero que prestar y en buena práctica bancaria lo quieren prestar  a clientes solventes.  Y estos no están por recibir prestado pues si los tipos de interés bancario están a la baja sin embargo el margen bancario crece para remunerar el mayor capital que les exigen.

Por ello a la banca se le está exigiendo la búsqueda de un cliente imposible, aquel que siendo solvente esté dispuesto a pagar tipos de interés caros.  El caso es que estos clientes muy solventes o no necesitan el dinero o prefieren respaldar sus inversiones con su propia liquidez, cosa que explica que la mayoría de las compras de vivienda se haga en efectivo sin el respaldo de una hipoteca salvo en los casos en que los bancos “colocan”  uno de los inmuebles que se les habían quedado “colgados” por daciones en pago, embargos o promociones fallidas.

Es por ello que para que fluya el crédito sería más sencillo que el Banco de España y el BCE redujera las necesidades de capital y provisiones con lo que los bancos tendrían gran cantidad de liquidez que colocar en el mercado.

Si además se reduce la necesidad de computar capital contra emisión de deuda privada al igual que ocurre con la pública estaremos en el buen camino de la recuperación del crédito sin necesidad de que el BCE inunde el mercado con dinero que casi ningún banco le reclama.

 

 

 

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