La querella
presentada contra el entonces Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid,
Juan José Güemes, presentada por la
Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid por el proceso de externalizarían
de algunos centros hospitalarios lleno Telediarios y dio para que tertulianos,
articulistas llenaran radios, televisiones y periódicos.
Pues bien ahora,
tras más de un año largo de espera, la Audiencia Provincial la ha desestimado http://www.libertaddigital.com/espana/2014-11-04/archivada-la-querella-contra-lamela-y-guemes-por-la-adjudicacion-de-hospitales-externalizados-1276532559/
señalando respecto
a los argumentos de los querellantes que son “manifestaciones que en realidad
no son sino discrepancias con criterios políticos o incluso administrativos en
cuanto a la gestión de la sanidad de la Comunidad de Madrid, pero que
difícilmente puede entenderse que revistan naturaleza jurídico penal, porque en
todo caso y hasta el momento, se circunscriben al ámbito político administrativo".
Cosa que ya sabíamos todos desde el momento uno y que respondían más al deseo
de mantener los privilegios de médicos y
personal sanitario público que a la defensa del paciente como ya tuvimos oportunidad
de sostener en el primer artículo que abrió este blog http://lalibertaddeelegir.blogspot.com.es/2014/04/voto-libre-universal-y-secreto-frente.html
Pero la
reflexión de hoy no va sobre la hipocresía o doble rasero de quienes dicen
defender la sanidad pública cuando buscan su propio beneficio y en su ámbito
privado acuden a la privada sino como estas actuaciones tienen un efecto negativo
en la imagen y nombre del aludido que no es reparado en el momento, como este,
en que se desestima la pretensión.
Y es que si en
ese momento la querella mereció exhaustivamente la atención de los medios de
comunicación hoy su archivo por injustificado pasa irrelevantemente.
Y debiéramos
reflexionar si además de condenar en costas al querellante infundado no defiérasele
condenar también a pagar el equivalente en tiempo y espacio en medios de
comunicación que ocupo dicha noticia para al menos tratar de equilibrar el daño
a la imagen y nombre del aludido.
Sabemos que
aún así ya queda marcado por aquello “calumnia que algo queda” pero al menos los oportunistas y demagogos se
lo pensarían un poco.
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