La economía de
libre mercado se fundamenta entre otras cosas en la confianza. Confianza en el
cumplimiento de lo suscrito en un contrato y confianza en que de no cumplirse
la ley y las instituciones nos ampararan.
Eso es lo que debiera
ocurrir, y sin embargo en demasiadas ocasiones no ocurre, con los medios de pago, cheques, letras y pagarés.
En el siglo
XIX y primeros años del XX, el comerciante le pedía al Notario que iba a
comprar en su establecimiento que no aparcara su carruaje, que en aquellos
tiempos todos conocían, delante de su establecimiento no fuera a ser que sus
clientes y vecinos creyeran que iba a “protestar” una letra y eso afectaría a
su crédito personal y profesional.
Ese sano temor
al descredito lamentablemente ha desaparecido y de un tiempo a esta parte abundan los “profesionales” del sablazo y las
insolvencias provocadas que, aprovechándose de la lentitud de nuestros
tribunales, dan cheques sin fondos, pagarés que no se atienden a su vencimiento
y usan, y abusan, de las “letras de peloteo”.
Esto ha
llevado a una paralización de las transacciones. Que las que se realicen se
exijan al contado o con tales garantías que o las hacen imposibles o encarecen
hasta el infinito la financiación comiéndose
los márgenes de beneficio, no otra cosa es la “prima de riesgo”.
Pues bien esta
mala práctica no es lo común en los países europeos en los que debemos mirarnos
y así lo indicaba el ABC del Domingo 7 de Septiembre en una entrevista a Paco
del Junco, fundador de la empresa Betcat, dedicada al interiorismo y decoración
de establecimientos comerciales que cosecha éxitos internacionales con clientes
como Swarovski, Camper, Mango, Burberry o Primark en Londres, Paris, Ámsterdam
o Milán.
No podía ser
más claro y rotundo “En Francia te
devuelven un cheque y no vuelves a trabajar con ningún banco, igual que aquí…”
Pues bien una
cosa tan sencilla como esta no tiene más complicación para aplicarse que una
Circular del banco de España y su asunción inmediata por todo el sistema
bancario, impidiendo tener cuenta corriente, línea de crédito y tarjetas a
aquel, sociedad, administradores de esa sociedad o persona física, que
emitiendo un cheque, letra de cambio o pagaré no atendiera a su pago.
Verían ustedes
como se acababa en un momento con tales prácticas pues al día de hoy nadie,
sociedad o persona física, podemos prescindir en nuestra vida diaria de
trabajar con un banco para la domiciliación de la nomina, recibos,
trasferencias o disponer de nuestro dinero en un cajero.
Me dirán “que
saquen una ley”, no hace falta. Estos medios de pago ya están bien regulados en
el Código Mercantil y, su mal uso, en el Penal pero como queda dicho la falta
de agilidad y contundencia de los tribunales hace de tales instrumentos papel
mojado. Copiemos y copiemos bien lo que hacen en otros países y funciona y
habremos puesto un escalón más para salir de esta crisis.
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