Es reciente la noticia del cierre de
una Central eléctrica de Ciclo Combinado -alimentada por gas natural- de
Iberdrola porque lleva tres años funcionando al 10%, y mientras tanto sigue
subvencionándose el uso del carbón nacional para la producción de electricidad.
Cierto que en España hay instalada
mayor potencia de generación de la que necesitamos por lo que cerrar o “hibernar” alguna central
no es nada ilógico. Más vale eso que tener que seguir pagando primas por la
energía dejada de producir. Pero lo indignante es que esto tenga lugar por la errática política de Zapatero
que autorizo la masiva instalación de renovable a costa de que la pagáramos
todos los españoles más caro que en ningún lado y a la vez se mantuvieran las centrales más
ineficientes y contaminantes, las de carbón.
En esta política energética, a su
ausencia, debemos que a la puesta en marcha de nuevas centrales no haya seguido
el cierre de las más ineficientes y contaminadoras asegurando de paso la
continuidad y seguridad del suministro que proporcionan las nucleares y las de
ciclo combinado, gas natural.
Por ello es tiempo en que la
racionalidad se instale en el tema energético, que las primas a las renovables
se sometan a subasta y no tengamos que seguir pagando a precio de oro a fondos
de inversión, particulares y empresas que acometieron esta inversión más por su
rendimiento financiero que por ecología o eficiencia.
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